Carlos Borda
Piloto Comercial
Bogotá-Colombia
EL HIPOCAMPO Y LA AMÍGDALA
El sistema límbico se ocupa de las emociones, de los sentimientos y de la memoria y es decisivo para la supervivencia del individuo. Funciona de manera inconsciente y moviliza al organismo antes de que el individuo tenga consciencia de sus respuestas. La motivación no se limita a necesidades biológicas fundamentales, sino que también estimula comportamientos más elaborados, como la cognición o la toma de decisiones y a él pertenecen estructuras como el hipocampo y la amígdala.
El hipocampo está asociado a la memoria, orientación espacial, aprendizaje y a la regeneración neuronal que se da gracias al sueño y el descanso. El hipocampo recibe múltiples aferencias (son las neuronas encargadas de la recepción de sensaciones para transmitirlas al cerebro), especialmente de la amígdala.
La amígdala está considerada el elemento central del rompecabezas de las estructuras implicadas en la gestión emocional. Recibe aferencias corticales, está conectada directamente con la corteza órbitofrontal (que está relacionada con la toma de decisiones), pero también con el hipocampo (memoria).
La amígdala recibe información de todas las modalidades sensoriales y envía más información a la corteza cerebral que la que recibe de ésta. De ahí la importancia que tienen las emociones en los procesos cognitivos (se definen como el conjunto de procesos que permiten el procesamiento de la información y el desarrollo del conocimiento). Todos los procesos de aprendizaje que se realizan en el cerebro tienen una base emocional. En efecto los aprendizajes ocurren a través de señales neurales internas y externas, las cuales pueden ser de excitación o de inhibición.
En esto de las emociones juega un papel importante, ya que proveen señales al cerebro para que proceda o no dependiendo del juzgamiento que se haga sobre el valor emocional y de la utilidad de la información, en este contexto, las emociones influyen en la atención, la memorización y el aprendizaje y, por consiguiente, en la construcción de significados a través del sistema de señalización del cerebro.
La experiencia modifica nuestro cerebro continuamente fortaleciendo o debilitando las sinapsis (la manera como se comunican y organizan las neuronas), generando así el aprendizaje que es favorecido por el proceso de regeneración neuronal llamado neurogénesis.
Desde la perspectiva educativa, esta plasticidad cerebral resulta trascendental porque posibilita la mejora de cualquier alumno las emociones positivas que facilitan la memoria y el aprendizaje (Erk, 2003), mientras que en el estrés crónico la amígdala (una de las regiones cerebrales clave del sistema límbico o “cerebro emocional”) dificulta el paso de información del hipocampo a la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas(las cuales permiten establecer, mantener, supervisar, corregir y alcanzar un plan de acción dirigido a una meta).
Los estados de estrés o miedo perjudican al aprendizaje. Un moderado nivel de estrés resulta positivo para el mantenimiento del estado de alerta y de la atención. La atención es la base del conocimiento y de la acción, es una orientación-concentración mental hacia una tarea y la inhibición de otras tareas que compiten por la atención.
Una persona con estrés o alteraciones emocionales tiene muchas dificultades para poner a trabajar la atención.
Hay muchas formas diferentes de mantener la atención, sobre todo teniendo en cuenta que hay muchas modalidades de atención: selectiva, focalizada, sostenida, etc.
La forma de enseñar será consecuencia de cuál queremos activar, con muchos cambios (de ritmo, de voz, de actividad, …) cuantas más áreas del cerebro se ponen al servicio de la atención, conseguirá que el cerebro esté en continuo estado de alerta, y la alerta permite recuperar la atención cuando ésta se desvanece.
Tenemos que tener en cuenta que la capacidad de atención es cíclica y limitada por lo que se necesitan pausas (de diferente duración) para que se reactive. Es conveniente que los programas de aprendizaje tengan períodos de activación, de descanso y de reflexión de lo aprendido para poder procesarlo.
En esta reacción intervienen la amígdala, el hipocampo y el lóbulo frontal(es el responsable de los movimientos voluntarios y la planificación y se piensa que es el lóbulo con mayor incidencia en la personalidad y la inteligencia); este estado de alerta permite al cerebro estar en las condiciones óptimas para tratar la información. Sin embargo, más allá de eso puede resultar nefasto ya que se segrega cortisol, una sustancia química que produce efectos negativos en el aprendizaje y en la memoria.
El aprendizaje es un proceso dinámico que nos permite adaptarnos al medio y agilizar nuestra toma de decisiones; un buen aprendizaje es aquel que permite potenciar las conexiones neuronales existentes, crear otras nuevas y establecer redes entre ellas, de modo que se configure el sistema formado por el conjunto neuronas y las conexiones entre ellas, que refleje el aspecto de la realidad objeto del aprendizaje.
Se entiende por aprendizaje explícito aquel proceso de adquisición de habilidades o de información que el sujeto realiza de forma deliberada y consciente; por el contrario, el aprendizaje implícito es el que ocurre de forma no intencional ni controlada por el sujeto.
Somos capaces de aprender y recordar una gran variedad de cosas y que éstas no se almacenan ni se procesan en las mismas áreas cerebrales (diversos tipos de aprendizaje utilizan diferentes zonas cerebrales). Además ninguna estructura cerebral puede explicar todas las formas de aprendizaje y el modo como una información que queda almacenada puede cambiar con el paso del tiempo.
Es un hecho que, a medida que tenemos más conocimientos sobre un aspecto determinado, aprender resulta más fácil y se lleva a cabo de forma más efectiva, por este motivo cuanto más sabemos de algo, más fácil resulta aprender cosas nuevas.
La consolidación de los aprendizajes se lleva a cabo gracias a la memoria que es la facultad de la mente por la cual los actos mentales y estados de conciencia pasados se retienen, evocan y reconocen. Cuya formación incluye dos etapas: la memoria a corto plazo (inmediata y limitada) y la memoria a largo plazo (permite almacenar gran cantidad de información, durante tiempo ilimitado y es más estable y duradera).
Del mismo modo, se habla de memoria explícita cuando el sujeto recuerda deliberadamente un episodio (p. ej., cuando intentamos recordar un nombre que ‘no nos viene a la cabeza'). Cuando se utiliza la memoria de forma explícita, el sujeto no sólo emplea información anteriormente adquirida, sino que es consciente de estar haciéndolo y es capaz de dar numerosos detalles relativos a la adquisición de esa información; por esto se habla a veces de memoria ‘declarativa', que puede ser ‘declarada' o expresada conscientemente en proposiciones verbales. La memoria implícita, en cambio, es la que se manifiesta conductualmente sin que el sujeto sea capaz de describir la información que utiliza y sin necesidad de que deba ser consciente ni siquiera del hecho de que anteriormente adquirió esa habilidad.
CONCLUSIONES
El mundo aeronáutico vive de una premisa muy importante y es la SEGURIDAD, somos conscientes de estar enseñando correctamente para este objetivo después de leer lo aquí expuesto?
El aprendizaje efectivo es más que el rellenar el cerebro de información, es preciso que lo almacenado y aprendido por memorización pueda ser recuperado fácilmente, en el momento preciso y oportuno para que sea de utilidad.
Muy a menudo aprender una lección significa recitarla. El entrenamiento y la evaluación normalmente se basan en la recuperación y por lo tanto en la memorización de la información, a menudo en detrimento del dominio de las habilidades e incluso de la comprensión del contenido. ¿Se justifica en el aprendizaje este rol otorgado a las destrezas memorísticas?
El aprendizaje de memoria por repetición ha probado ser eficaz cuando se trata de aprendizajes especiales, por ejemplo, el aprendizaje vocabulario de un idioma extranjero, datos científicos o un poema.
Las imágenes mentales son también muy importantes cuando se trata de promover aprendizajes motores y destrezas físicas. Solo con imaginar movimientos o con simular mentalmente la ejecución de actividades motoras se ha encontrado que pueden producir efectos notables y observables como el aumento de fuerza muscular, el incremento de la velocidad del movimiento y, en algunos casos, el incremento de funciones fisiológica, como la frecuencia cardiaca y la del ritmo de la respiración, como si en realidad se estuviera realizando la actividad.
Las destrezas cognitivas son procedimientos mentales que, aplicados a un conjunto de símbolos o representaciones, permiten llegar a una determinada solución. Cuando estas destrezas están bien aprendidas, funcionan como rutinas mentales que son aplicadas de forma automática y en muchos casos no deliberada.
BIBLIOGRAFIA
OCDE (2007) La comprensión del cerebro-El nacimiento de una ciencia del aprendizaje.
Ballesteros, S. (1999). Memoria humana: investigación y teoría
Aguado-Aguilar, (2001). Aprendizaje y Memoria