Articulo de Opinión - ¿CONSIDERA POSIBLE UNA MEJORA EN LOS PROCESOS CRM, TRM Y MRM
CUANDO SE ABORDAN DESDE PERSPECTIVAS COMO LAS NEUROCIENCIAS, LA PSICOLOGÍA Y LA PEDAGOGÍA?

Ya más de 100 años de aviación, desde aquel avión de madera y tela de los hermanos Wright a nuestros tiempos. La tecnología hizo que los aviones de hoy sean casi perfectos, automatizados, que se controlen casi solos, confort, calidad, eficiencia y seguridad. Pero a pesar de esto sigue habiendo accidentes e incidentes y en un 80% de los mismos el factor humano ha sido decisivo. Pensemos en ese avión que Orville Wright voló por sólo 12 segundos en 1903 y comparémoslo con los aviones de hoy, el avance de la tecnología ha sido increíble, pero pensemos ahora en su mente, en su cerebro, independientemente de los conocimientos adquiridos y almacenados vemos que mucho no ha cambiado, las emociones, los sentimientos, los efectos de los estresores sobre sus conductas y comportamientos siguen siendo casi los mismos. Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar la
seguridad cuando hablamos del factor humano, del individuo? ¿Qué nuevas herramientas podemos encontrar para mejorar los procesos cognitivos y prevenir accidentes? El CRM, el MRM y el TRM han sido y siguen siendo herramientas fundamentales para aumentar la seguridad en la aviación desde el punto de vista del factor humano. El manejo de recursos de cabina, trabajo en equipo y por sobre todo las condiciones individuales de cada protagonista tienen gran relevancia al momento de gestionar un vuelo, en cualquiera de sus intervenciones y sectores dentro de la industria. Pero el factor humano está relacionado con las condiciones y limitaciones del individuo para percibir e interpretar información del contexto de forma de poder así desarrollar correctamente sus funciones y tareas, de sus condiciones psico-físicas, su formación profesional, su capacidad de adaptación, normativa, cultura, distracciones o efecto ante estresores. Nos referimos entonces al individuo como en una totalidad biológica, psicológica y social en su actividad de trabajo y su desempeño estará relacionado directamente con la seguridad, por lo que toda mejora que se quiera hacer al respecto tendrá que incluir aspectos de la neurociencia, de la psicología y de la pedagogía, porque necesitamos comprender la base de funcionamiento de este sistema que es el cerebro, de como interactúa, de como son los procesos cognitivos y su relación con las emociones y las conductas , y de cómo podemos comprenderlas y activar mecanismos para mejorar sus respuestas.

La Pedagogía interviene a la hora de la instrucción y el adiestramiento. Todo lo relacionado con la instrucción, el entrenamiento y la evaluación en el puesto de trabajo y en general en la formación del personal que trabaja en aviación son temas determinantes para la seguridad operacional. Se deben definir correctamente las temáticas y las metodologías de instrucción basándose en las evidencias y las competencias. Los procesos deben ser desarrollados en base a los nuevos contextos y escenarios, considerando que la adquisición de conocimientos debe ser de manera rápida y dinámica ante los cambios tan acelerados en su nivel de actualización y complejidad, debiéndose adaptar las diferentes metodologías utilizando cada vez más herramientas de enseñanza que agilicen el aprendizaje y la absorción de conocimientos. Ante esta disyuntiva de cambio continuo y complejidad se deben construir escenarios de instrucción con alto nivel pedagógico que a su vez abarquen entornos colaborativos y motivadores que generen mejor predisposición a la hora de aprender, memorizar conceptos y afianzar conocimientos. El perfil profesional de quienes hacen al sistema aeronáutico (pilotos, controladores, tripulantes de cabina de pasajeros, despachantes operativos, etc.) debe estar perfectamente definido considerando los ciclos y etapas para un aprendizaje continuo que se desarrolle en un ámbito óptimo que genere se cumplan las expectativas y deseos de los participantes, debiendo ser manejada su implementación por personal calificado y conocedor de los procedimientos pedagógicos de enseñanza.

La Psicología debe orientar la atención especialmente hacia el error humano y a la búsqueda de una performance individual y de grupo óptima para una operación segura. Su adaptación a la aviación permitirá un estudio profundo de los procesos psicológicos de los individuos, grupos y organizaciones que la integran, tratando de comprender y predecir los comportamientos para conocer cuales potencian y cuales degradan la seguridad. Esto implica desarrollos de los procesos de selección, aptitud, y entrenamiento de personas y equipos de trabajo; en el diseño, organización y control ergonométrico, buscando adecuada relación de las personas entre sí y en su relación con las máquinas, los procedimientos y el ambiente operacional. Es decir que el objetivo no será sólo centrarse en la etiología del error, sino en la profilaxis de este, en su gestión. Analizando los tipos de errores, y partiendo de que el error es inherente al ser humano, se trata de mejorar también las defensas del sistema. Cuantas más barreras se coloquen mayor será la fiabilidad. La equivocación se admite, pero no las violaciones, que deben ser observadas. También conociendo al individuo e indagando en su personalidad podremos predecir o explicar sus conductas y comportamientos. Una correcta toma de decisiones (cúspide de nuestra pirámide operativa profesional) se basa en una completa y segura consciencia situacional. Esto implica poder percibir “correctamente” tanto el entorno o contexto como a uno mismo. Pero esta percepción de la realidad puede estar influenciada por procesos externos o internos, como emociones, conductas, estados de ánimo, normas, culturas o modelos mentales (entre otros) que definen nuestra personalidad y nuestro modo de actuar, y también por estresores (stress, fatiga, presiones externas o autoimpuestas) que definen nuestras acciones posteriores.

La Psicología puede entonces ayudar a poder percibir y evaluar correctamente los riesgos inherentes a una operación, saber focalizar y dominar emociones o conductas negativas que a su vez deterioran el trabajo en equipo y la relación interpersonal. La selección del personal de vuelo debe comenzar con una correcta definición de los rasgos deseables dentro de una serie de competencias que se definen en función de las tareas a desarrollar. Se deben definir correctamente en función de los rasgos psicológicos la condición de aptitud deseada, manteniéndose bajo control y observación durante toda su carrera profesional. Se debe trabajar sobre las fortalezas y debilidades tanto del individuo como también del sistema, adaptando la normativa y la cultura para orientar las conductas y evitar los desvíos ocasionados por estresores que nos alejan de un correcto desenvolvimiento y comprometen en algunos casos la seguridad. Poder predecir conductas y comportamientos ayuda a crear barreras para que no disminuyan los valores de seguridad.

La Neurociencia integra y potencia lo que la Psicología y la Pedagogía aportan a la seguridad en la aviación. Todos los procesos cognitivos, ya sea presentes en las conductas y comportamientos como a su vez en el aprendizaje y memorización, responden a una estructura de funcionamiento cerebral que debe ser conocido por docentes, profesionales, instructores y todos quienes intervienen en los procesos de selección aptitudinal y control de competencias del personal aeronáutico. Conocer los principios básicos sobre la estructura, funcionamiento, procesos cerebrales y sobre cómo se desarrolla el aprendizaje y los mecanismos del procesamiento de la información que dan lugar a la memorización ayudan a comprender los comportamientos y las conductas, pudiendo generarse procedimientos de análisis más certeros que permiten la obtención de mejores resultados, a través de un más completo diagnóstico, pronóstico y seguimientos psicológico y pedagógico. El psicólogo podrá comprender mejor el comportamiento del individuo en función de la compleja operación aeronáutica, integrando conocimientos particulares de su profesión, del funcionamiento del cerebro y su relación con el aprendizaje dentro del entorno de una compleja operación aeronáutica, pudiendo verificar desvíos en el comportamiento de los individuos que alerten con anticipación sobre conductas no deseables. El diagnóstico y la observación se utilizarán para corregir o modificar aquellos aspectos de la enseñanza que se hayan demostrado deficientes y así cumplir con un proceso de mejora continua en función de las evidencias.

Así como iniciamos este ensayo hablando sobre el dinamismo con que la tecnología creció en estos más de 100 años de la aviación, hemos visto que, a través de la Neurociencia, la Psicología y la Pedagogía se pueden instrumentar, de manera conjunta, procesos que mejoren la Seguridad Operacional desde el comportamiento del individuo y su esencia. Está demostrada la importancia y eficiencia de los talleres de CRM, MRM y TRM para mejorar la seguridad en su relación entre el ser humano y su entorno, pero comprender aspectos fundamentales del funcionamiento del cerebro y de los procesos mentales permiten comprender mejor aún las conductas, pudiendo efectuarse una mejor adaptación de las personal al medio, optimizando su relación con la máquina y el equipo como así también el aprendizaje de nuevos conocimientos que puedan quedar firmemente almacenados en su memoria. Adaptar estas ciencias a la aviación seguramente nos permitirá prever actitudes negativas y por ende reducir los incidentes y accidentes, como así también proporcionar mecanismos que permitan mejorar todos los aspectos relacionados con la capacitación y el aprendizaje óptimo, y con la interrelación ente las personas y la organización en general.

Diego Serra Piloto Comercial Aerolíneas Argentinas